domingo, 9 de noviembre de 2014


UTOPÍA

“Plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación”.

Así define el diccionario de la Real Academia Española la palabra “utopía”. Y así son muchas ideas en su inicio, un sueño, una ilusión que parece inalcanzable. Pero lo bueno de lo utópico es el poder que tiene de aunar esfuerzos. Es un germen, el comienzo de algo que poco a poco toma forma. Quizás lo difícil del proyecto hace que el empecinamiento sea mayor, hace que el tiempo que se emplea nunca sea tiempo perdido, y hace que cualquier pequeño logro se convierta en algo grande por lo increíble de su consecución.

Ahora tenemos un proyecto, el proyecto de cambiar la ciudad en la que vivimos. El proyecto de mejorar las condiciones de vida de los que nos rodean. El plan de dignificar la política, poniendo al servicio de los ciudadanos a los más honrados, transparentes y humildes.

Y se lo hemos contado a mucha gente que piensa que es posible, que piensa que hay forma de conseguir una ciudad en la que se cree empleo, una ciudad rica en manifestaciones culturales, una ciudad en la que los vecinos y vecinas cuenten. Y no solo piensan que se puede conseguir, sino que tienen ideas reales para hacerlo y además están dispuestos a dejarse la piel para ponerlas en marcha.


Con esta materia prima ese plan, proyecto, o doctrina que parece irrealizable en el momento de su formulación, cambia por completo. Porque ahora no es el momento de su formulación sino el de su realización, y es posible. Despacio, con paso firme, con rigor, con seriedad, con medidas reales y concretas. Sin engañar a nadie y con los pies en la tierra. 

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