domingo, 9 de noviembre de 2014


UTOPÍA

“Plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación”.

Así define el diccionario de la Real Academia Española la palabra “utopía”. Y así son muchas ideas en su inicio, un sueño, una ilusión que parece inalcanzable. Pero lo bueno de lo utópico es el poder que tiene de aunar esfuerzos. Es un germen, el comienzo de algo que poco a poco toma forma. Quizás lo difícil del proyecto hace que el empecinamiento sea mayor, hace que el tiempo que se emplea nunca sea tiempo perdido, y hace que cualquier pequeño logro se convierta en algo grande por lo increíble de su consecución.

Ahora tenemos un proyecto, el proyecto de cambiar la ciudad en la que vivimos. El proyecto de mejorar las condiciones de vida de los que nos rodean. El plan de dignificar la política, poniendo al servicio de los ciudadanos a los más honrados, transparentes y humildes.

Y se lo hemos contado a mucha gente que piensa que es posible, que piensa que hay forma de conseguir una ciudad en la que se cree empleo, una ciudad rica en manifestaciones culturales, una ciudad en la que los vecinos y vecinas cuenten. Y no solo piensan que se puede conseguir, sino que tienen ideas reales para hacerlo y además están dispuestos a dejarse la piel para ponerlas en marcha.


Con esta materia prima ese plan, proyecto, o doctrina que parece irrealizable en el momento de su formulación, cambia por completo. Porque ahora no es el momento de su formulación sino el de su realización, y es posible. Despacio, con paso firme, con rigor, con seriedad, con medidas reales y concretas. Sin engañar a nadie y con los pies en la tierra. 

lunes, 29 de septiembre de 2014

Vergüenza torera

“VERGÜENZA TORERA”

La riqueza del lenguaje hace que una misma expresión pase en cuestión de horas de ser el título del disco de uno de mis artistas favoritos, a ser el título de estas reflexiones a las que me llevan las declaraciones de la Alcaldesa de Ciudad Real.

Vergüenza torera, significa actuar como se debe, y desde luego en el Ayuntamiento de Ciudad Real con el Partido Popular en el Gobierno no se actúa ni como se debe ni como se merecen los vecinos y vecinas de Ciudad Real.

La Sra. Romero anuncia a bombo y platillo una bajada de tasas e impuestos, le ha faltado hacerlo en una rotonda para sentirse aún más cómoda y más feliz.

Bajar los impuestos no es en sí ni bueno ni malo. Lo que si se define de una u otra manera es el destino que se da a los mismos y el Partido Popular ha utilizado el dinero de nuestros impuestos en tapar sus agujeros y sus trampas. Bueno, no es cierto del todo, se me olvidaba que tenemos una rotonda con un helicóptero, el esqueleto de un teatro auditorio y los jardines del Prado embaldosados.

Lo que no tenemos a pesar de que nos han sangrado a impuestos, son políticas de empleo, planes de barrios, desarrollo empresarial, desarrollo turístico…. Lo que no tenemos es una ciudad en la que vivir bien, tener trabajo y en la que echar raíces sin pensar en que mañana tendremos que abandonarla.

Pero hoy, la más candidata que Alcaldesa nos dice que nos va a bajar las tasas e impuestos. La ocurrencia no es de ella, ya desde la bancada socialista llevamos años reclamándolo, los mismo que ella haciendo oídos sordos.

Hoy nos cuenta que después de haber subido las tasas de las instalaciones deportivas un treinta por ciento está pensando en hacernos el favor de bajarlas un diez. Que después de haber subido el agua más de un 260% se está pensando darnos una alegría y bajarnos un 0,5 % y que la basura ya que no nos la recogen los fines de semana nos la va a bajar un 5%, quizás para compensarnos por guardarla en casa ese par de días.

 Que desfachatez, que falta de credibilidad y que falta de respeto a la inteligencia de los vecinos y vecinas de Ciudad Real. Sra. Alcaldesa, repase las matemáticas y se dará cuenta que si cojo diez y devuelvo una me sigo quedando con el dinero de los vecinos a los que se lo quito.

La Alcaldesa está en campaña, ya no es Alcaldesa porque no defiende los intereses de los ciudadanos de la capital. Ya no ejerce como Diputada Nacional porque no dimite cuando el poder del pueblo echa para atrás una ley que ella apoyó. Ella es LA CANDIDATA y por lo tanto a inaugurar parques, obras y a bajar tasas e impuestos.

Pero su credibilidad está por los suelos. ¿Qué podemos esperar de alguien que para ganar las elecciones prometió un tranvía? ¿Qué podemos esperar de alguien que no tiene vergüenza torera?
29 de septiembre de 2014.


viernes, 30 de mayo de 2014

NO QUIERO SER DE “PODEMOS”

Lo primero que me gustaría dejar claro, antes de dejar dicho por escrito algunas cosas que me pasan por la cabeza, es que desde que tengo uso de razón en mi casa me enseñaron a respetar las distintas opiniones, a enriquecerme con la diferencia y aprender de todo lo que me rodea.

Por ello lo sucedido con Podemos me merece respeto tanto en lo que se refiere a sus representantes y sobre todo en lo que tiene que ver con los ciudadanos que han votado a esta opción en las últimas elecciones europeas.

Desde esa premisa básica digo alto y claro que QUIERO SER DEL PARTIDO SOCIALISTA OBRERO ESPAÑOL. Un partido que pudo, que puede y que podrá. Una formación política que en el pasado cambió la vida de muchos españoles y españolas que empezaron a ser tenidos en cuenta, de muchos ciudadanos que se sintieron iguales, libres e ilusionados. De un pueblo que disfrutó la libertad de elegir y de decidir.

Quiero ser de un partido que puso en el eje de su actuación la igualdad entre hombres y mujeres, de un partido que amplió derechos sociales, que trabajó por la educación y la sanidad, de un partido al servicio de los ciudadanos.

Y ahora quiero ser de un partido que puede. Tengo tendencia a poner imágenes gráficas a mis pensamientos y hoy en día me veo metida en una botella de coca-cola agitada con fuerza. Dentro de la misma hay potencial, inteligencia, capacidad de trabajo, ganas de luchar por cambiar las cosas, buenas ideas. Pero estamos ahí, agitados y sin poder salir porque existe un tapón que no nos deja salir. Atrapados por la rigidez de unas estructuras y de unos poderes que se enroscan en sus posturas con toda la fuerza que les es posible, conocedores de lo que pasará cuando el “tapón” se quite.

En estos días hay una frase que no se me despega de la boca: “No podemos cambiar las cosas haciendo lo mismo”. No podemos responder a lo nuevo con lo antiguo, hay que adaptarse a lo que nos pide la gente y es algo tan sencillo como que nos ocupemos de lo que para ellos es importante.

Dejemos de complicarnos con debates vacíos que no hacen otra cosa que cansar al que ya casi no nos escucha, esto tiene que cambiar y para este cambio tenemos que contar todos y todas.

Ese partido es el Partido Socialista que podrá recuperar la calle, la credibilidad del vecino que volverá a ver en nosotros un compañero en la lucha diaria y un aliado en la consecución de nuevos derechos. No quiero ser casta, clase, no debemos estar enfrente de aquellos y aquellas a los que servimos.


Alguien me preguntaba hoy: “¿En qué bando estás?”. Lo tengo muy claro, en el del cambio, en el del trabajo serio y responsable, en el bando del que se preocupa por los que lo pasan mal, al lado de lo público, de lo igualitario. Estoy en el bando de la izquierda, estoy en el PARTIDO SOCIALISTA OBRERO ESPAÑOL.

viernes, 9 de mayo de 2014

PUERTAS, TABIQUES, MAMPARAS OPACAS…

Puertas, tabiques, mamparas opacas…
Estrategias, encuestas, sondeos de opinión…
Candidaturas, listas, puestos en las listas…

Y para cuándo cambiar el mundo? Para cuándo preocuparnos por el que sufre? Para cuándo ponernos a solucionar cosas, a crear cosas, a producir cosas.

Cada día que me levanto lo hago con ilusión y cada noche me acuesto resignada. Hablas con la gente de siempre, con los que te conocen y ya no te creen. Y te preguntas por qué, y le das vueltas a la cabeza buscando la mejor argumentación, el mejor ejemplo, la idea más clara, pero da igual, porque ya no te creen.

No hay referentes, no hay líderes de ideas, tan solo una élite que se elige entre ella, se aplaude entre ella y se perpetúa entre ella.

Y luego otros muchos que se pasan el día urdiendo planes para no se sabe bien qué, bueno sí, urdiendo planes para ser élite.

Las mochilas pesan, las caras se repiten, los proyectos no se cambian, las ideas no ilusionan, la injusticia no nos revoluciona y la lucha da pereza.

La crítica no puede ser cobarde, debemos tener la valentía de proponer alternativas y arriesgar para llevarlas a cabo. Desterrar la resignación. Dejar de aspirar a no ser desgraciados, dejar de movernos en la rutina y en la mediocridad.

Es tiempo de valientes, de aquellos que no se esconden tras tabiques, puertas y mamparas opacas. Ha llegado nuestro momento.