UTOPÍA
“Plan, proyecto, doctrina o sistema optimista
que aparece como irrealizable en el momento de su formulación”.
Así define el diccionario de la Real Academia Española
la palabra “utopía”. Y así son muchas ideas en su inicio, un sueño, una ilusión
que parece inalcanzable. Pero lo bueno de lo utópico es el poder que tiene de
aunar esfuerzos. Es un germen, el comienzo de algo que poco a poco toma forma.
Quizás lo difícil del proyecto hace que el empecinamiento sea mayor, hace que
el tiempo que se emplea nunca sea tiempo perdido, y hace que cualquier pequeño
logro se convierta en algo grande por lo increíble de su consecución.
Ahora tenemos un proyecto, el proyecto de
cambiar la ciudad en la que vivimos. El proyecto de mejorar las condiciones de vida
de los que nos rodean. El plan de dignificar la política, poniendo al servicio
de los ciudadanos a los más honrados, transparentes y humildes.
Y se lo hemos contado a mucha gente que piensa
que es posible, que piensa que hay forma de conseguir una ciudad en la que se
cree empleo, una ciudad rica en manifestaciones culturales, una ciudad en la
que los vecinos y vecinas cuenten. Y no solo piensan que se puede conseguir,
sino que tienen ideas reales para hacerlo y además están dispuestos a dejarse
la piel para ponerlas en marcha.
Con esta materia prima ese plan, proyecto, o
doctrina que parece irrealizable en el momento de su formulación, cambia por
completo. Porque ahora no es el momento de su formulación sino el de su
realización, y es posible. Despacio, con paso firme, con rigor, con seriedad,
con medidas reales y concretas. Sin engañar a nadie y con los pies en la
tierra.